POR: Dr. Ángel Cordova
La lista de enfermedades o padecimientos cerebrales que pueden afectar a un adulto de edad media y sobre todo al adulto mayor es larga. Afortunadamente, muchos problemas son de presentación infrecuente. Comentamos para ustedes tres problemas importantes por sus repercusiones y por la atención que reciben en medios o redes sociales.
Mal de Parkinson
Los primeros síntomas se manifiestan a partir de los 50 años de edad, pero esto es variable de persona a persona. La ocurrencia de tres fenómenos define a esta enfermedad.
Temblor. Suele ser unilateral, afecta la mano o el lado izquierdo o el derecho, pero no ambas. Es un movimiento involuntario sobre todo cuando la extremidad está en reposo y disminuye cuando se ejecutan movimientos propositivos. Es un temblor lento y el movimiento amplio.
Rigidez. Los músculos del lado del cuerpo afectado están aumentados de tono. Al movilizar pasivamente las extremidades afectadas se percibe una “resistencia” en comparación con el lado no afectado. Y esto causa que el médico perciba lo que se conoce como “signo de la rueda dentada”. El paciente siente tensos sus músculos y esto puede causar dolor persistente.
Bradicinesia. Literalmente lentitud de los movimientos. Como en cámara lenta. Igualmente solo en las extremidades de la mitad del cuerpo afectada.
La combinación de estos síntomas produce alteraciones peculiares en la forma de caminar de la persona. La depresión nerviosa es otro problema acompañante.
Esta triada sintomática se conoce como “parkinsonismo”. No solo ocurre en la enfermedad o mal del Parkinson, también en otras enfermedades neurológicas.
El neurólogo las distingue por otros síntomas y signos que presenta la persona así como hallazgos en estudios de laboratorio y radiográficos. Los otros “parkinsonismos” tienen causas y tratamientos diferentes así como la evolución y pronóstico.
Enfermedad de Alzheimer
La edad de presentación también es variable pero suele ocurrir hacia los 55-60 años, no necesariamente en ancianos de edad muy avanzada.
Al conjunto de síntomas que la persona manifiesta se conoce como “demencia”.
Esto es la pérdida lenta y progresiva de las capacidades intelectuales, un deterioro de las funciones de la mente. No solo la memoria, particularmente la memoria de eventos recientes en contraposición a la memoria de hechos más antiguos. La capacidad de hacer juicios de situaciones externas o de su propia conducta. Conductas inapropiadas por ej. de tipo paranoico, pérdida de vocabulario, apatía, torpeza motora. La persona pierde la habilidad de realizar tareas sencillas. Su personalidad cambia.
El alzheimer se debe a la muerte progresiva e inexorable de neuronas de la corteza cerebral. No se conoce bien la causa, la mayoría de los casos no son heredables. De nuevo, hay otros trastornos neurológicos que pueden producir un cuadro clínico similar. Las causas, tratamientos y pronósticos son diferentes. Algunas enfermedades que deterioran las funciones mentales tienen el potencial de ser reversibles.
Enfermedades Vasculares Cerebrales
Existen los infartos y las hemorragias. Son dos cosas distintas pero sus síntomas son similares.
Casi siempre se presentan súbitamente, en cuestión de segundos a minutos la persona sufre un evento dramático. A este modo de presentación se le llama de diversas maneras: apoplejía, ictus, “derrame”, “EVC”, accidente cerebro vascular.
Típicamente, pero no exclusivamente, la persona no puede expresarse correctamente al afectarse la capacidad del lenguaje. La boca “se le va chueca”, la mueca de la cara está desviada a un lado. No puede levantar un brazo hasta la altura de su cabeza.
Arrastra la pierna del mismo lado al caminar o no puede sostenerse en pie por debilidad de medio cuerpo.
ESTO ES UNA EMERGENCIA MÉDICA Y ES URGENTE ACUDIR A UN HOSPITAL
Los infartos ocurren cuando una arteria del cerebro “se tapa” por un coágulo. Al coágulo se le llama “trombo”. Por el sitio de obstrucción deja de circular la sangre a una porción del cerebro y este se daña, “se muere” se infarta. En ciertos padecimientos cardíacos, los coágulos se forman al interior de una cavidad en el corazón y se desprenden, viajan empujados por el torrente sanguíneo y obstruyen un vaso cerebral. A esto le decimos “embolia”.
Una hemorragia se produce por la ruptura de la pared del vaso sanguíneo. La sangre se “derrama” al tejido cerebral o a los espacios de las meninges. La hipertensión arterial de larga duración y mal controlada es la causa más común de ruptura pero también existe el problema de los aneurismas cerebrales que son debilitamientos de la pared del vaso.
Este grupo de padecimientos tiene como base la “arteriosclerosis”. El endurecimiento y fragilidad de los vasos sanguíneos cerebrales. Factores hereditarios favorecen su ocurrencia. Pero otros factores llamados “modificables” agravan el riesgo de padecer una hemorragia o infarto, por ej. la hipertensión, la diabetes mellitus, los disturbios del colesterol, el tabaquismo, el abuso de alcohol, la obesidad, etc.
La identificación y tratamiento agresivo de estos factores de riesgo modificables puede ayudar de manera significativamente en reducir el riesgo y prevenir estos serios padecimientos. La prevención es lo mejor, antes de que ocurra la catástrofe. El diagnóstico y tratamiento siempre debe hacerse en hospitalización. Dependiendo del tiempo que llevan los síntomas, el tamaño y localización del problema cerebral, la edad y otros factores existen diversas opciones de tratamiento.